
Un piso extremadamente brilloso
Mientras conversaba con unos compañeros de la carrera, noté que el piso había sido recién trapeado y encerado, en un acto de brillante espontaneidad, se me ocurrió deslizarme como si estuviera patinando. Todo iba bien, seguíamos conversando, riendo, cuando de pronto apareció un profesor y nos saludó, en ese momento me desconcentré así que resbalé y caí de espaldas, me quedé en el piso, no sabía qué hacer. Entonces, escuché al profesor decir en voz alta: Por favor, que alguien la recoja, no supe si reír o hacerme la dormida. Fue tan gracioso como vergonzoso. Mis amigos se acercaron a ayudarme y yo solo atiné a reír. ¿Qué más me quedaba?
Moraleja universitaria: si brilla, no juegues
Desde ese día, cada vez que veo un piso brillante, lo pienso dos veces antes de confiarme y hacer alguna payasada. Algunas caídas te enseñan cosas importantes, ésta me enseñó que la cera no perdona… y que los profesores siempre llegan en el peor momento.
¿Y tú? ¿También tienes una historia “trágico-cómica” en la universidad?
